viernes, 15 de mayo de 2015

El gesto más hermoso de todos

Considero que hay un gesto en el fútbol que es el más hermoso de todos. Hay un gesto que cuando lo veo me remonta a mi infancia, a mi adolescencia, a mis ganas de jugar y de divertirme. Un solo gesto y que vi en un solo jugador. El gesto consiste en tomar la pelota, limpiarla con la camiseta y seguir jugando. Ese gesto me demuestra varias cosas: qué el jugador acepta que la pelota se mancha pero decide tomarla a su cargo y usar sus colores para limpiarla, que el jugador pone más importancia en el deporte que en el mismo, que hay gestos que valen más que mil palabras. Ese gesto, ese bendito gesto solo lo hacía Juan Román Riquelme. Un jugador que festejó un gol de espaldas a la violencia expuesta y de frente al poder que la genera. Un jugador que medió entre el negocio y el deporte. Porque no seamos inocentes y aceptemos que el fútbol es un negocio y que hoy el negocio se apropió de todo lo que el fútbol representa. Lo que tenemos que lograr es una mediación entre una esfera y otra. Hay poderes, hay deporte y hay guita. Pero tiene que mediarse las acciones de estas esferas mediante pases pensados y lentos pero inteligentes…como los de JR.

Por no pensar, por no pensarnos largamos improperios en todos los medios ( me incluyo), tomando frases ya hechas, prefabricadas por ciertos medios a los que le sirve la reproducción de los mismos, y todo sin medir las consecuencias porque llegamos a un punto en que queremos frenar la violencia con más violencia deteniendo la evolución social que pretendemos. Lo que vimos anoche no es un reflejo de nuestra sociedad, es un reflejo de un aspecto de ella. Un aspecto fogoneando por, esta vez sí, los mismos de siempre. Los mismos que atacaron a JR, los mismos que siguen ganando. Los que ganan con la barra, los que ganan con el deporte. Por eso, midamos sus ganancias y verán cómo estas cosas dejan de pasar en nuestro fútbol y en el de otros.


Fútbol que nos identifica y al que nosotros le damos identidad, como Juan Román. Entonces aceptemos que la pelota sí se mancha pero tengamos los huevos de tomarla, tratar de limpiarla y seguir jugando mientras le hacemos Topo Gigio, reclamándole respuestas y soluciones a los de traje.


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