martes, 2 de junio de 2015

TODAS


Primero nuestros padres nos llevan en andas, porque no podemos ni sabemos caminar. Después comenzamos a gatear, más tarde ya caminamos a los tropezones. Acá empieza la etapa de hablar cosas inentendibles pero que con el tiempo se transformarán en palabras. Luego esas palabras sin sentido serán frases con significado oral contundente. Hasta que llega una edad en que nos rebelamos y comenzamos a cuestionar al poder establecido. Queremos y buscamos ser nosotros mismos y probamos con ropas, con vocabulario, con música y gustos preferenciales que nos van a identificar. Pero la mejor época viene cuando conseguimos construir una identidad, nos empezamos a conocer y las preguntas se tornan más interesantes. Esto es porque sabemos o comenzamos a saber qué es lo que queremos o al menos qué es lo que sentimos. Y esto no viene solo, esto que nos pasa, este crecimiento esta determinado por un contexto social y cultural y también político. Es un diálogo entre nosotros y un contexto que nos interpela, que nos hace pensar y nos pregunta sobre cuestiones que nos hacen crecer. 

¿A dónde voy con esta introducción? A tratar de demostrar, de señalar en lo importante y determinante que es tener un marcha en favor de los derechos de la mujer, cuestionando a la parte machista de este sistema que nos rodea. Es demasiado importante hablar de esto. Es algo que no solo me entusiasma sino que me emociona, me apasiona, me alegra. Una marcha así hace quince años era impensada, cada crimen, cada aberración cometida hacia las mujeres solo era titulado como un crimen pasional, o simplemente un asesinato más. Hoy estamos por marchar reclamando algo conceptualmente mucho más profundo, más elaborado, más intenso. Y esto no vino de la nada, esto se gesta porque crecimos como sociedad, comenzamos a encontrarnos con nosotros mismos, empezamos a saber qué es lo que queremos y qué es lo que defendemos. Comenzamos a discutir con fundamentos y atacar las causas profundas de las desigualdades que vemos todos los días, las desnaturalizamos. Y no es casualidad que esto ocurra con una mujer como presidente, con una PresidentA (las mayúsculas son mías). Tampoco es casualidad que la plaza más popular este regada por los pañuelos de las mujeres más mujeres. No es casualidad que esto ocurra justo en esta época donde los 25 de Mayo son días patrios a gritos y no solo himnos nacionales mal entonados y desganados. No es casualidad que hayamos crecido un poco más. Mañana los quiero a todos en la plaza, los que no pueden ir al menos piensen, pregúntense, recorran la historia de la humanidad o la del país para poder entender un poco más todo esto. De qué trata, quienes somos y qué es lo que pasa a nuestro alrededor.


Falta muchísimo pero somos jóvenes y con ganas y energías para crecer como sociedad y como país…y eso ya es algo, que no me conforma, pero que me proporciona las herramientas para seguir luchando. Herramientas que sirven para pensar y actuar; actuar y pensar y luchar de nuevo, y debatir, y pensar nuevamente y sentir y volver a pelear y seguir creciendo, cuestionando, identificándonos, siendo y comprometiéndonos para construir un proyecto colectivo político, social y cultural que nos incluya a todos y  a 

                                                                TODAS.






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