lunes, 26 de octubre de 2015

Una neurona que grita y te hace vomitar


Lo que sigue a continuación es la expresión de lo que se siente cuando se siente. Lo que viene a continuación lo escribí entre comas, entre puntos seguidos y apartes y espacios y sangrías pronunciadas...Porque yo considero que así  se escribe la vida. Quiero que sea como un viaje en auto a través de muchos pozos y baches que te provocan malestar y nauseas. Bancatela si te animas.

       Espero que la sinceridad no te abrume:

La justicia, la igualdad, la televisión y de pronto: se te cruza una mujer y la política y los partidos y las instituciones, la constitución y los poderes. El estado, un gobierno y las ganas de saber y de entender.

El hambre, la soledad, una fiesta, el alcohol, una borrachera o dos y el sexo. Los presos, la libertad: la de ellos y la nuestra.

El sistema, la economía, el país, la nación, la soberanía, la lucha, los amigos, los militantes que son amigos y una pelota haciéndole un gol a tu niñez. Los diarios, el teatro, una novia, otros amigos, un libro, dos, tres, cien y el debate.

 Detalles superficiales que te compran y un chicle de menta en tu boca para ir a hablarle.

El poder, la injusticia, los chicos muertos, el hambre, la igualdad, la inclusión, la búsqueda y el sol que sale todos los días.
                                 Una bala, dos, tres y represión de un tipo que no queres. Un par de locos enormes, la radio, el amor y el arte…Bendito arte.
                                                                        Tu vieja, tu viejo, tus hermanas y hermanos, tu familia y tu casa: la pequeñez y la grandeza.
                                              Los sueños, el dolor, una herida de amor, o dos, o tres y un par de ojos que no te ven.
                                                    
                         Otras fiestas y la noche que fabrica ilusiones que ocultan depresiones. Discusiones, una esquina, un banco de madera, un pibe chorro que no roba y su muerte: robada. El que tiene y se queja; el que no tiene y no se queja.

                                                           Vos, el, ella.

Lágrimas, una sonrisa, una pluma, una lapicera, la universidad y los guantes de boxeo. Las apariencias, los tipos altos de dientes blancos que sí roban, los dólares que nunca tocaste y los viajes que nunca hiciste.

Un horizonte y una montaña, un mar y un hombre que ignora aun pibe que pide que lo mire…desde el suelo. Veinte contradicciones y una sola gran convicción que te salva.

Un penal, un gol, la camiseta, los gritos, la inseguridad de la seguridad, el juez y el abogado. Una mañana, una tarde y la noche y el día.

Un mendigo, un barrio alto, una barrio al costado, lo marginal. La tapa de Gente y la del Página. Un Viernes, un Sábado y un brindis con una lagrima de hielo para enfriar la copa.

                              El agua, el vino, la corrupción como campaña y la misma vara desigual para medir. Un fiscal con su bala y la democracia con los votos.

                                                                                                      La acción, la represión, el dedo que señala al brazo que trabaja. El asador, el asado, el que come y el que no. La sal, el azúcar, las canciones.

El bigote con las botas y las botas sin bigote, las demandas de la historia.

                         El recuerdo que mata al olvido con pañuelos color memoria.

                                                             El canta, el que calla, el que trabaja, el que roba, el que siente, el que ve; Dios y Diablo y los santos y Argentina.

                                         Escalar, posicionarse, morir y después: envejecer.

Convenciones sociales, modelos para vivir empaquetados que te venden en cualquier lugar.

Ser joven mientras puedas, ser niño mientras no te excluyan. La calle, las risas, el cine y un perfume.                                     
                                                                      Lo que importa, lo que no.
        
         El shopping, vos en las fotos de face ,un domingo, la mediocridad, la luz y la oscuridad. Un hijo, dos, tres, cientos. Un programa, un gobierno, una medida que dignifica, dos, tres, mil.

                                  Un soldado y una isla; una cruz y el pasto como cielo.

Un color, una carta, la existencia y la volatilidad. La religión en un lavarropas. Una ducha, tu computadora y las palabras. Un portarretrato, un disco en forma de disco y una canción en forma de números. Los pies, las manos, la cabeza y el corazón; los que usan todo eso, los que usan algo y los que no usan nada. Una bandera que flamea a los gritos.

                           El pueblo, el pasado en el futuro ¿O el futuro en el pasado? ¿Qué elegís?
                                  Pappo, Luca, Charly, Lennon, Beatles, Gustavo, Luis Alberto y la inmensidad del todo. Tu imaginación. La incapacidad de querer de algunos, la capacidad de sentir y pensar de otros y una pelota rodando hacia la impunidad del desear.

Muchos, pocos. La silla, la oficina, nueve horas, diez, doce, catorce. Ella que limpia, vos que miras.

El señor que manda, vos que obedeces. La frontera en la piel, la humildad y la sencillez. La libertad, el odio, la pasión y un paracaídas por las dudas.

                                                      

Lo que das, lo que tenes, lo que perdes, lo que asesinas.


                         Tu sombra y la de ellos.
                                                      Las preguntas y las respuestas.
                                     La manera de buscar, la manera de encontrar.
                        Crecer, vivir sin morir en el intento.

 La energía, tu espejo, el espejo de los demás y el reflejo de lo que das. Los aplausos.

                                                           La vergüenza y la impunidad. La vejez, los huesos y el ruido                           que   hacen al acostarte.

El dormir, el descansar en la ciudad. La rueda que no para y no va a parar y el viento. La velocidad y el pensamiento viajando en subte. Los que están ahí, allá y acá.


                      Tu pasado, tu futuro en el presente colectivo. La ansiedad de que llegue lo que tenga que llegar. El tiempo en un reloj y la eternidad solo en algunos. 

Los que te dejan por no animarse, los que se quedan y te abrazan. Los valientes que mueren mientras los cobardes callan y viven. La culpa, la atracción, el rechazo y la aceptación.

                                                           Los opuestos que se parecen y se odian por eso. Vos.

                                 El ritmo, el escenario, la felicidad, el campo y el obelisco que se mezclan y te forman. La sangre que late y el debate que arde. Lo que escondes y lo que mostras. Los que pueden descifrarte y los que no. El yo verdadero, el que vendes, el que alquilas y el que destruís para construir.

Tu pelo que se cae, el shampoo que miente y la estupidez de creerle. Los ojos, su mirada, la ceguera, la idiotez, la maldad y un botón rojo que lo explota todo.

El imperialismo, la cooptación, globalización, mercado, trajes, la play y un lcd tan grande como esta ciudad que nunca te alcanzara para ocupar ese vacío que queres llenar.

Una mesa, un lugar y estar acompañado sonriendo….queriendo, amando. Escribir, divertirse y volver a creer. La política: la herramienta. El teclado, el monitor, las manos, los dedos y el cerebro. Todo lo que sos, todo lo que son y todo lo que somos.

                                                           Pensar, pensarte ¿Pensaste?

Se habla, se calla, se cierra una puerta y se abre una ventana. El sol y las nubes y un elefante como sueño. Dos horas, todas las horas. Leer, distraerse, darse cuenta y marearse.

 ¿Nunca estuviste loco? Nunca seas cuerdo.

Lo aburrido, la fantasía, la diversión. Un comedor, una villa, el barrio, las calles y las zapatillas que se embarran. Lo que entendes y lo que no. Somos uno, somos muchos. Saltá de vos y convertite en los demás. Hacete grande.

                                                                Rompete la cabeza y sangra.

Nunca cierres, siempre abrí. Nunca duermas, siempre soña. Imagina todo lo que más puedas y gritalo.

Somos capaces hasta de amar.

Soltate y  herite. Por ellos, siempre por ellos. Nunca por vos y siempre por vos. Verdad, mentira y la razón en un árbol grande. Un perro que te sigue y vos seguís andando...

 
                     Una neurona que grita y despabila a las demás, así funcionamos cuando de verdad queremos funcionar. Entonces comienza un malestar, pero es como subirse a una montaña rusa: siempre queres una vuelta más aunque te tiemblen las piernas y


                                                                                                     te duela la garganta de tanto gritar.