lunes, 4 de abril de 2016

La mejor persona del mundo

Te levantás y hay más personas sin laburo. No importa, vos tenés. Caminás y los precios suben. No importa, podés comprar. Entrás a tu laburo y se desmantelan proyectos que estaban bien, entre ellos: Conectar Igualdad y Arsat. No importa, vos ya fuiste al colegio y no necesitás un satélite. Trabajás ocho horas por día y las paritarias no salen y si salen son por el 20% contra el 500% que te aumentan los servicios (Ojo, si sos del interior no te confundas: el aumento caerá como cascada para todos). No importa, con lo que ganás te alcanza y cuando mucho tendrás que sincerarte y ahorrar. Salís del trabajo y te dicen que tu presidente tiene millones en negro en una cuenta en las Bahamas (mientras los diarios que antes lo aclamaban ahora presionan porque quieren el negocio del fútbol). No importa, los que se fueron eran peor. Llegas a tu casa y ya la pobreza llegan al 32%. No importa, eso siempre fue así. Cenás y el fútbol pasa a ser codificado. No importa, el que quiera que pague. Te acostás y los buitres comen el futuro de tu país. No importa, cuando eso pase ya vas a estar muerto, que se jodan los que vienen. Te dormís mientras el país se transforma en una estrella más de EE.UU. No importa, mejor así: ellos te van a dar Iphones baratos y vas a poder entrar a su país sin visa. Y así la noche pasa hasta que llega un nuevo día sin que te importe nada mas allá de tus narices.

Es así como funciona el capitalismo. Es así como va exprimiendo tu alma. ¿No te das cuenta que ese discurso de que solo vos podés vencer las limitaciones, de que solo vos podés crecer, de que solo vos podés arrimarte a las clases altas por tu propio esfuerzo hace que los problemas de tu país y de tus pares solo sean problemas ajenos cuando te atraviesan de punta a punta? El capitalismo es nacionalista para quien lo impulsa e individualista para quien asume el rol de explotado. Entonces si el presidente acerca fichas hacia el país impulsor cae por decantación lo que va a pasar.

Están pasando cosas que ya quedan lejos de la herencia. Están pasando cosas muy graves en mi país y no escucho el grito de los indignados. Ahora no se puede hablar de política, ahora te dicen: “bueno, hay que darle tiempo, no volvamos a discutir. Paz y amor brother”. Pero qué querés que te diga, se me mueve el alma al ver las cosas que pasan. Por ahí esté equivocado, tal vez sea pesimista y nada de esto está ocurriendo y los ciento diez mil desocupados sean para bien. Qué sé yo. Puede ser.

Por eso voy a hacer un análisis cortito, voy a pensar como empresario: Tengo una empresa y me doy cuenta que son todos ñoquis entonces despido  a todos de un día para el otro. Fin.
Ni en las empresas funciona esta modalidad. ¿Por qué habría de funcionar en el Estado? Si vos rajás a todos de una Secretaría, cómo hacés para que esa Secretaría siga funcionando. Claro, no funciona más. De eso se trata. Pero es el Estado, para eso escribimos una constitución, para eso pagamos impuestos: para que el Estado sea el medio por el cual nuestros impuestos sean transferidos a mejoras para todos. Pero, si no hay Estado no hay mejoras para todos. Traducido: sin Estado no hay derechos.

¿Qué estás esperando para dejar de pensar en vos y  pensar en el otro? ¿Tanto mal te hizo esa persona que laburaba en el Estado para alegrarte ante su despido y sin conocerla? ¿Tanto mal te hizo Argentina para que te pongas feliz cuando un país imperialista la hace arrodillar de nuevo? ¿ Tanto mal te hicieron los caídos en Malvinas para que no te indignes cuando el Presidente se junta justo el 2 de Abril con el primer ministro inglés, Cameron? No sé, deben haberte hecho mucho mal para que no digas nada, para que te quedes calladito, mirando para un lado y otro, silbando bajito como “quien no quiere ver la cosa”.


O bien estás esperando que se llene la calle de pobres así podes darles una campera que te sobre, una de esas que  ya se pasaron de moda y que no usás mas por lo gastada que está, para entonces, llegar a tu casa y sentirte la mejor persona del mundo.

 Mentirle a los demás es picardía. Mentirte a vos mismo es necedad (o una terrible boludez)


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