martes, 17 de marzo de 2015

NI UNA PIBA MAS

Ayer justamente escribí un pequeño párrafo en medio de muchas noticias sobre Daiana. Fue pequeño porque tenía mucho para decir y me estallaba la ansiedad provocada por la sensación de impunidad, de rabia, de tristeza. Pero ahora, menos loco puedo expresarme un poco más...es necesario.

Estuve escuchando opiniones y muchas de las que escuché fueron las que se repitieron con el caso de Melina ¿se acuerdan? Opiniones que están enmarcadas dentro de un sistema machista que doblega las mentes, las hace limitadas y egoístas. ¿Cómo alguien puede dejar de lado el hecho fatal de asesinato de una adolescente? ¿Cómo puede alguien hablar de su vestimenta y dejar de lado el tremendo, el terrible, el aberrante hecho de que la mataron? ¿Cómo se puede omitir esto? El sistema machista en que vivimos lo hace posible. Cómo hace posible tantas otras cosas. Como hace posible que una mujer sienta que es normal que su novio la someta, la violente, la trate mal.  Hace posible que cualquier tipo se crea con derechos sobre el cuerpo de cualquier mujer, porque “si es una puta” “Si le gusta” “Si mirá como se viste” y así justifican su accionar amparados por este sistema vicioso en donde los hombres seguimos siendo las personas con más derechos adquiridos, robados o inventados.

Las mujeres son las personas que mas información sobre el deber ser reciben. Deben sonreír de determinada manera, usar determinados zapatos, leer determinadas revistas, actuar de determinada manera, encajar en los moldes físicos  establecidos para ser una mujer “normal”, sacarse determinadas fotos; ojo no solo esto, también son las que más etiquetas hirientes reciben: trolas, fáciles, santurrona, gordita, fea, culona, tetona, narigona, muy alta, muy baja, callada, difícil, loca, histérica (las más famosa de todas las etiquetas), etc. Y por si fuera poco, por si esto ya no fuera demasiado resulta que las mujeres deben tener en cuenta qué tipo de fotos se sacan y con qué ropa andan por si un hijo de puta las asesina; no vaya a ser cosa que con esa ropa y esas fotos y esa manera de caminar y esa sonrisa lo estimules a asesinarte. ¿Es que seguimos pensando al revés? Todavía se sigue pensando en que la culpa no es del violador sino de la chica que se viste para provocarlo. ¿Qué tiene que use escote? El problema es que debemos educarnos y educar, la mayoría de las veces un escote no significa garchar (perdonen la expresión pero a veces se necesita utilizar las fuerza de las palabras con la intensión que les significa). 

Hay que tener en claro algo: es el sistema machista el que reproduce este pensamiento, el que fabrica la imagen del escote provocador, ese sistema que hace del cuerpo de la mujer un objeto que se compra y se vende, el que permite que una mujer busque la valoración social mediante ciertas poses, es este sistema el que permite que el hombre se sienta menos hombre si no somete de alguna forma a la mujer. Es este sistema el que le da cuerpo argumentativo, cuerpo teórico al accionar de cierto sector de la propia justicia, que a su vez se encarga de reproducir las prácticas más deshonestas y perjudiciales para nuestra sociedad.

Cada una de las chicas que muere asesinada tenía una vida distinta al resto, una vida que llevaba como podía y creía. Como cualquiera de nosotros. Lo único que la emparentaba  con las demás era su condición de mujer. Entonces busquemos y luchemos porque se respete la igualdad de la mujer dentro de sus diferencias como personas. Respetemos su intimidad, su vida, sus acciones.

Cualquier mujer tiene derecho a sentirse linda, cualquier mujer tiene derecho a vestirse como quiera y eso no significa que quiera acostarse con nadie. Lo peor es que estas opiniones uno las escucha en los medios masivos de comunicación. Cualquier gil se atreve a dar una opinión carente de códigos, de análisis, de sentimiento siquiera. Larga opiniones livianamente y deja ver el “por algo será” el maldito “por algo será”. Si es por algo, es porque se siguen reproduciendo este tipo de mensajes en vez de concientizar a todas las chicas sobre los cuidados que hay que tener cuando van a una entrevista laboral, por ejemplo. Dejen de opinar sin pensar, por favor. Hay una familia, hay humanos detrás. Sinceramente quiero escribir con más análisis, mas pausa, más argumentos teóricos que avalen mi pensamiento pero no puedo. Mi mente camina a la velocidad de la impotencia. La rabia me carcome las manos. Daiana es otra chica que murió en manos de alguien que se sintió con el poder de quitarle la vida. No importa nada más que ella y todas las demás. Nadie, ningún hombre tiene derecho a maltratar a una mujer, nadie es más hombre por “mandar” a su novia. Nadie es mejor hombre por golpear (psicológicamente o físicamente)  su pareja.  Este sistema avala comportamientos aberrantes, asquerosos, estúpidos. Los hombres a veces nos sentimos con derechos que no tenemos. Algunas mujeres nacen y crecen con estas ideas implantadas a través del machismo y entonces creen que es normal, que así es cómo debe funcionar todo. Y no, no es así. Si un tipo te trata mal, te trata mal y punto. Es un tema largo y complejo. Lo que no es complejo es que ciertas personas se sienten a pensar dos minutos antes de hablar, antes de juzgar, antes de emitir un comentario. Ayer fue Melina, hoy es Daiana. ¿Hasta cuándo? Los medios de comunicación tienen que servir para concientizar, para abrir las cabezas en busca de la igualdad. Otra vez llamo a todos los posteadores seriales que salen en casos mediatizados a postear y repostear títulos y opiniones. Ahora es dónde se puede hacer un uso acertado de la red.

No quiero más chicas asesinadas, no quiero más chicas maltratadas, no quiero más prejuicios, no quiero más que se hable sin sentir. Eso, no quiero que se hable sin SENTIR. Sientan loco. Sientan la desigualdad de derechos, sientan la violencia de género, sientan, sientan y sientan. Pregunten, hablen, estudien, busquen.
Esta columna la escribo con el corazón en la cabeza, por eso tal vez salgan mezclados sentimientos y teoría. Pero no me importa, basta con que el mensaje se entienda, se difunda y se labure.


Ni una piba más. Como dijo una amiga: Basta.

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