En el nuevo “Visión 7
internacional” el pasado sábado, la
periodista que conduce (no sé su nombre) le pregunta a Marisella Svampa (
Socióloga, investigadora) respecto a la represión desmedida llevada a cabo
durante las protestas en Francia: “ ¿Puede ser, Marisella, que esto ocurra
porque el gobierno está dando más espacios para las protestas y por esto la
gente se desmadra y provoca estas acciones de las fuerzas de seguridad?” (No
recuerdo las palabras exactas pero fue algo así). Hermosa pregunta, una pregunta
que da vuelta toda la lógica del sistema represivo. Pero, a Dios gracias,
Marisella (mujer despierta) respondió: “No. Creo que de lo que se trata es de
criminalizar la protesta social”. Repito: criminalizar la protesta social. Es
decir: te matamos con las medidas pero ni se te ocurra protestar porque te la
damos, porque no podés protestar, porque sos un delincuente por hacerlo. Es
como que te peguen y te hagan llorar pero cuando vas a llorar te peguen otra
vez, pero por llorar.
Con esto se relaciona la última
gran decisión de nuestro presidente: “Las Fuerzas Armadas dejan de estar
subordinadas al poder político”, es decir: tené cuidado porque desde ahora a la
Federal, la Metropolitana y Gendarmería se le suma otro organito represor. Leí
el decreto, y antes que me lo aclares entendí que los altos cargos “todavía”
quedan bajo la esfera del Ejecutivo. Pero no soy tonto y vos tampoco, por eso
creo que entendemos que esto sigue la misma onda que otras medidas: toco acá y
si no pasa nada sigo tocando un poco más.
El plan es siempre el mismo:
toman medidas antipopulares y luego esperan las protestas obvias. Pero las
esperan preparados con la fuerza represiva y con las leyes, leyes que digan,
por ejemplo: “Todo aquel que salga a protestar será un delincuente” y así, los
motivos por los que pueden apresarte se simplifican a uno solo: protestar. Así,
el solo hecho de protestar por el monto de tu boleta de luz ya se puede
convertir en delito. Ah, claro, a vos no te importa porque no salís a protestar
por nada. “Porque es de negros pagos”. No te preocupes, ya te va a tocar.
¿Te das cuenta hacia dónde va
todo esto? Esto termina mal. Esto no puede terminar bien. Cada vez te van a
coartar un poquito más las libertades a fuerzas de golpes. Y los primeros en
ligarlas van a ser aquellos a los que le dedicas una monedita cada vez que la
colecta de Cáritas pasa por tu casa.
Todo esto sin analizar estos
discursos en donde se pone en tela de juicio la calidad de la democracia. Y
cuando se refieren a esto significa lo siguiente: “Busquemos motivos para
reemplazar a este sistema de gobierno que lo único que hace es crear
corrupción”. Ese es el paquete que te quieren vender para que vos un día salgas
y pidas a gritos otro tipo de sistema político, uno que tenga orden y golpes
(por ejemplo). Como si con eso acabara la “corrupción”. Lamento que con eso no
se acaba, se tapa. Se tapa a golpes y vos no vas a decir nada porque vas a
tener miedo, o bien te vas a hacer el boludo, otra vez.
Lamentablemente, vamos hacia un
Estado parapolicial, donde los espacios públicos sólo servirán para que crezca
pasto (y a no pisarlo por favor) y donde toda expresión política va a ser
criminalizada si vas contra sus medidas. Pero claro, ellos te dirán “Te pegamos
porque sos violento y no querés ser feliz”, con voz agradable y carita de
persona bondadosa. Porque a vos no te gustan las mujeres con carácter y
autoridad. Porque a vos te asusta que una mujer te interpele con argumentos
inteligentes. Por eso es que preferís a un Claudio María Domínguez de ojos claros,
obvio. Uno que te diga; “Ey, mi genio del alma, no te preocupes todo saldrá
bien si tiramos para el mismo lado”. ¿Tirar de tirar el gatillo? ¿Para qué
lado? ¿El de ellos o el nuestro?
A esta altura sólo me queda por
hacerte una pregunta: “¿Qué medida tomada en estos últimos seis meses fue
proporcional a tu bienestar?
Mientras, el cabezón Tinelli
desde la tele grita ese “bienvenidos” sedante, cuando afuera todo se desmantela
rápido diciendo que hay que esperar.
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