¿Qué prefieren un campeonato internacional de su equipo o uno de la Selección Argentina?
Depende lo que respondas estas
palabras te afectarán de manera diferente.
Hace muchos años que como país
vivimos en una sociedad cuyos puentes de solidaridad están cuasi dinamitados. Pero que también es una sociedad que desde el diez de Julio del 2021 viene siendo feliz muy de
vez en cuando y principalmente gracias a la selección nacional. Hace tres años
que nos permitimos experimentar la sensación de un sueño cumplido y eso en un país
donde para que se te cumpla algo hay que hacer malabares de todo tipo, es
sumamente valioso.
Esta selección en los últimos tres
años nos hizo festejar cuatro veces y en grande, logrando lo que pocos logran:
que desde Ushuaia a la Quiaca nos reconozcamos en la felicidad. Claro entonces
que a mí no me importa si mi equipo gana algo si en la balanza se encuentra la alegría
nacional. No deberían existir dudas de esto porque estamos hablando de una
alegría en un entorno de múltiples tristezas.
En una copa donde lo que menos
existió por parte de la organización fue el amor por el fútbol como deporte en
sí mismo, unos tipos de celeste y blanco hicieron lo que mejor saben hacer:
ser argentinos. Logrando que el juego se sobreponga a todas las estupideces
fabricadas para vender un espectáculo vacío.
Toda la mística, toda la impronta
de un argentino remando en dulce de leche la tienen estos muchachos. Y sí, voy
a ser obsecuente de esta selección porque me dio cuatro motivos para
festejar fuera de mi casa, porque cada vez que salí a la calle durante los
últimos ocho años fue para defender derechos, buscar esperanza, gritar injusticias.
Porque estoy cansado de ver a mi pueblo sufrir, buscar soluciones, esperar en
vano milagros de un gobierno que no los va a provocar. Estoy cansado de verlos perdidos
entre pares como si no pertenecieran al mismo pueblo. Por eso cuando veo al
pueblo abrazarse me emociono porque ese es el país que quiero. Empoderado
arriba de una alegría.
Elegir a tu equipo por sobre un
logro colectivo nacional es parte de lo que algunos aún quieren. Elegir tu
historia, tu alegría junto a la de unos pocos nos destruye como sociedad y nos
transforma en islas separadas sin conexión alguna.
Podes decir lo que quieras de
cada jugador, de sus modos de vida, de sus no declaraciones, pero es en sus
logros y en la actitud que tomes hacia ellos donde se ve la verdadera posibilidad
de cambio. A veces no importa quien fabrique el hacha, sino que se hace con la
misma.
La bandera argentina no se mancha, la bandera argentina se elige siempre porque es nuestro último techo para resguardarnos en caso de tormentas destructivas.
Termino de escribir esto en medio de los escombros de una guerra que acaba de comenzar, pero con la satisfacción de ser bicampeon de América nacido en un país donde el fútbol es parte constitutiva de nuestra humanidad.